lunes, 4 de mayo de 2015

De nuevo, un paseo por Lisboa...

Una ciudad que no deja indiferente, por muchas veces que la visites, siempre te sorprenderá, hallarás un nuevo rincón que antes pasó desapercibido en el cual recrearte. Una ciudad llena de contrastes, en la que conviven perfectamente lo moderno y lo antiguo, de echo, lo antiguo es el encanto de la ciudad. 
Calles empedradas en las cuales siguen incrustadas las vías, esos trozos de metal por los cuales a día de hoy circula el tranvía, medio de transporte que hace retroceder en el tiempo a todo aquel que se sube para viajar por sus callejuelas, algunas, poco más anchas que el propio tranvía. 
Donde perdura una arquitectura en la cual es seña de identidad, las fachadas de algunos bloques de edificios recubiertas de azulejos de múltiples formas geométricas y diversos colores.
Los puentes que dan acceso a la ciudad cruzando la desembocadura del Tajo, el Vasco de Gama y el 25 de abril, la característica de este último es que nos recuerda al mítico puente de San Francisco, ese puente rojo colgante de estructura metálica que sale en infinidad de pelis...
Con una gran oferta cultural, muchísimos museos que visitar, de echo, en esta última visita, un amigo me propuso una visita a una galería de exposiciones donde se exponía un obra impresionante de Sebastiao Salgado, un fotógrafo reconocido a nivel mundial.

Información con respecto a la ciudad la podéis encontrar en estos enlaces:
Con respecto al fotógrafo:


PUENTE VASCO DE GAMA


 CALLES DEL CASCO ANTIGUO Y EL TRANVÍA






 PUENTE 25 DE ABRIL


 DESEMBOCADURA DEL TAJO


 GALERÍA DE EXPOSICIONES